jueves, 23 de febrero de 2012

Miércoles de Ceniza

Vino.
Tinto.
Ya se.
Ahora se.
Que quien soy es consecuencia de quien está y no estuvo.
Qué importante la gente.
La que era, esa que soy, sigue ahí, en obstinada incoherencia con la que pretendo ser.
Soy una borracha decadente, de qué vale ocultarlo.
Mi vocación y mi esencia, según yo, se pelean.
A lo mejor no se pelean.
A lo mejor en un mundo más pacíficamente complejo, conviven.
Los amigos que me hubiesen mantenido en el carril de mi verdad – que es difícil mantener solo – me abandonaron.
Unos sin querer y otros a propósito.
Escuchar Calamaro me da ganas de llorar y de ser indescriptiblemente feliz al mismo tiempo.
Rememorar es un deporte extremo.
Tengo mil años.
Recuerdo cuando tenía dieciocho, ya sentía que tenía mil años.
En aquel momento era tierno, ahora es sólo cierto.
Hay un plot point que se acerca.
Tiene que ver – quizás – con lo que creo que debo considerar como sólido y lo que realmente siento.
Soy peligrosamente open-mind.
Siempre lo he sido.
Hay a quien eso le duele.
No se si la represión en la que me he envuelto es lo correcto, lo que tocaba, o es un resultado del miedo.
 Cualquier cosa, soy del tamaño de mi reto.
I'm a scary ass hell of a challenge.
I'm game.
Aviéntense todos.
Vintage rules.
Salud, tu.
Sí tú.
I walk with you.

martes, 21 de febrero de 2012

Martes de Carnaval

La tristeza no tiene fin.
I walk with you.
Hay una palmera en el parque del este que es mi amiga.
Una hormiga gigante.
Un libro que es una desilusión.
Destellos en mi pelo de colores exagerados.
Como todo.
Salir para matar el dolor de cabeza.
Las historias de extraños me entretienen.
Algunas cuantas películas.
Vecinos.
Y listo.
La tristeza no tiene fin. Ni nada.
I walk with you.