domingo, 16 de mayo de 2010

La Leyenda de Xua-Xua


(Traducido y Adaptado de "Games for Actors and Non-Actors" de Augusto Boal) 

Xua-Xua vivió hace cientos de miles de años, cuando los hombres y mujeres pre-humanos habitaban, antes del neandertal y el cromagnon, antes del homo sapiens y el homo habilis.

Los pre-humanos vivían en manadas para poder defenderse mejor. Xua-Xua era la hembra más hermosa de su manada y Li-Peng era el más fuerte de los machos. Naturalmente se atraían el uno al otro. Les gustaba ir a nadar juntos, trepar árboles y montañas juntos, les gustaba olerse y lamerse mutuamente, tocarse, abrazarse, tener sexo juntos. Era bueno estar el uno con el otro. Juntos.

Eran felices. Tan felices como dos seres pre-humanos pueden serlo.

Un día, Xua-Xua sintió que su cuerpo cambiaba. Su vientre crecía y crecía. Y mientras esto pasaba, se volvió más tímida y empezó a evadir a Li-Peng, que no entendía nada de lo que pasaba. Xua-Xua no era la misma, le gustaba quedarse sola y observar a su panza. Li-Peng empezó a perseguir a otras hembras. Pero no lograba encontrar a nadie como Xua-Xua.

Mientras tanto, en el vientre de su madre, Lig-Lig-Le estaba creciendo más y más. Pero no podía determinar los límites de su propio cuerpo. ¿Era su piel? ¿O el líquido amniótico en el que flotaba? ¿O acaso Lig-Lig-Le se acababa cuando acababa el cuerpo de su madre, afuera? ¿Qué era el mundo? Él, su madre y el mundo eran una sola unidad. Él era ellos, y ellos eran él. Por eso es que aun hoy en día al sumergirnos en el mar sentimos esa sensación primal de estar conectados nuevamente con la madre tierra.

Esta confusión de cuerpo y mundo pudo ocurrir porque los sentidos de Lig-Lig-Le no estaban completamente activados. No podía ver porque tenía los ojos cerrados. No podía oler porque no había atmósfera en ese espacio tan apretado y pequeño y no podía respirar. No podía degustar porque no comía por la boca sino por el cordón umbilical. No podía sentir porque su piel siempre estaba en contacto con el mismo líquido a la misma temperatura y no tenía nada con qué comparar. Sentir es comparar. Hay música porque hay silencio.

El oído fue el primer sentido que emergió con cierta claridad. La música nos ayuda a organizar el mundo pero no a entenderlo. Es un arte pre-humano. Creado antes del nacimiento. Por eso su raiz profunda y arcaica.

Le siguen las otras artes. Un mes después de nacer el bebé empieza a ver. ¿Qué vemos nosotros? Un flujo continuo de imágenes, razón por la cual necesitamos las artes visuales. Para atrapar imágenes, inmobilizarlas. Cosa que es imposible en la vida diaria. La Fotografía, el cine y el impresionismo vienen después no sólo para inmobilizar las imagenes sino para atrapar la sensación de movimiento como tal. La danza en contraste penetra el movimiento y lo organiza, usando el sonido. La danza es sonido en carne y hueso.

Un brillante y soleado día, Xua-Xua dió a luz a un bebé. Li-Peng observaba desde detrás de un arbol, sin tomar acción alguna. Asustado.

Esto fue pura magia. Xua-Xua vio a su hijo pero no podía entender. Ese pequeño cuerpecito era parte de su propio cuerpo. Había estado adentro pero ahora estaba afuera, sin embargo, era sin duda alguna, Ella. Madre e hijo eran el mismo, la evidencia era que el cuerpo pequeño quería unirse al grande y por eso buscaba amamantarse. Sí, podía estar tranquila, los dos eran ella. Li-Peng, el buen espectador, observaba.

Lig-Lig-Le creció y empezó a caminar y a comer otras cosas que la leche de su madre. También se iba haciendo más independiente. Algunas veces no obedecía al cuerpo grande. Xua-Xua estaba aterrada, era como decirle a las propias manos que rezen y ellas en cambio boxean. Ocurría una rebelión liderizada por una pequeña parte de ella. Li-Peng, desde la distancia solo observaba, a ambos Ella.

Un día, Xua-Xua estaba durmiendo. Li-Peng estaba curioso porque no entendía la relación entre Xua-Xua y su hijo y quería tratar de entablar su propia relación con el niño. Así que cuando este despertó antes de su madre, el padre atrajo su atención y ambos partieron. Desde el principio Li-Peng sabía que él y el chico eran dos cuerpos diferentes. El chico era el otro, no el, no Li-Peng.

Li-Peng le enseñó a Lig-Lig-Le cómo cazar y pescar y el chico estaba feliz. Xua-Xua en cambio, lloró y gritó porque había perdido una parte de sí misma.

Sin embargo, como eran de la misma manada, Xua-Xua vio al padre y al hijo. Ella quería recuperar su cuerpo pequeño pero el chico se rehusó. Estaba feliz con su padre porque le ensañaba cosas nuevas.

Xua-Xua tuvo que aceptar que el cuerpo pequeño, a pesar de haber nacido dentro de ella – era ella – también era otro, alguien con sus propios deseos y necesidades. La desobediencia de Lig-Lig-Le hizo que su madre se diera cuenta de que eran dos, no uno. Al aceptar esta diferencia el diálogo se hizo posible.

Este reconocimiento la obligó a identificarse a sí misma. ¿Quién era ella? ¿Quién era su hijo? ¿Quién era Li-Peng? ¿Dónde estaban? Xua-Xua buscó las respuestas mirándose a sí misma.

En este momento el teatro fue descubierto. El momento en que Xua-Xua dejó de tratar de recuperar a su cuerpo-bebé para quedárselo ella sola y aceptó que era otro y se miró a sí misma, vaciada de una parte de su ser. En ese momento era al mismo tiempo actor y espectador. Era un espect-actor. Al descubrir el teatro, el ser se hizo humano.

Esto es el teatro: el arte de mirarnos a nosotros mismos.


1 comentario:

Margarita Lopez dijo...

Primita fabulosa! Estoy absolutamente, completamente totalmente inmensamente orgullosa de la magnífica, escritora, creadora, directora, y pensadora que eres. Te quiero mucho mucho, M.